De los conflictos surgen las grandes relaciones
En el entorno laboral, los conflictos son inevitables debido a la pluralidad de personalidades, creencias, experiencias y expectativas. Dentro de este contexto se podrían desencadenar incomodidades o frustraciones en el manejo de las relaciones, lo que limita el crecimiento tanto individual como colectivo.
A pesar de ello, la forma en que éstos se gestionen y la perspectiva para manejar estas situaciones va a definir las experiencias que se construyan, pues, así como tan inevitable es el conflicto, también es una realidad que en él están inmersos los mayores aprendizajes.
Ante la identificación de un conflicto, es necesario diagnosticar la situación, profundizar en el contexto, antecedentes, factores y actores directos e indirectos. En muchas ocasiones, lo que parece ser el evidente conflicto, es solamente la consecuencia de un conjunto de situaciones y acciones que han venido contribuyendo a la creación o detonante de éste.
Comprender el verdadero origen del conflicto permite abordarlo de manera más efectiva y prevenir su recurrencia. Un diagnóstico preciso facilita el diseño de estrategias de intervención que no sólo resuelvan el problema inmediato, sino que también fortalezcan las relaciones entre los involucrados.
Desde mi perspectiva, la clave para convertir los conflictos en oportunidades de crecimiento radica en tres aspectos esenciales, una comunicación abierta y transparente, acuerdos de funcionamiento claros, e intervención constructiva.
1. Comunicación abierta y transparente
Fomentar un entorno de confianza y sin temor a represalias es fundamental para que los trabajadores se sientan seguros para expresar sus inquietudes y perspectivas. Esto se logra a través de la construcción de relaciones y espacios de confianza genuinos, acompañado de la escucha activa y continua. Tener el espacio trazado de esta forma, permite que en el momento en que se detonen conflictos, éstos sean abordados en un espacio de confianza y que la intervención para resolverlos provenga de una persona con quien los trabajadores han edificado una relación previamente. Además, estos espacios permiten tener la sensibilidad y posibilidad de detectar indicios de posibles conflictos a futuro.
2. Acuerdos de funcionamiento claros
Estos acuerdos son indispensables para prevenir y manejar conflictos de manera efectiva, porque implican definir claramente las expectativas de todas las partes involucradas, lo que ayuda a evitar malentendidos y establece un marco de referencia común. Hablar de manera honesta y con transparencia es crucial, y es vital que todos se comprometan a actuar con una mentalidad de colaboración, fomentando así la confianza y el respeto mutuo. Los acuerdos deben ser explícitos y comunicados, garantizando que cada persona entienda sus responsabilidades y derechos para evitar futuros conflictos.
3. Intervención constructiva
La intervención constructiva en un ámbito laboral conlleva la adopción de un rol de mediador que promueva ideas de resolución que provengan de las mismas partes, para impulsar el trabajo colaborativo. Este enfoque no sólo resuelve el conflicto actual, sino que también fortalece las habilidades de resolución de conflictos dentro del equipo, preparando al talento para manejar futuros desafíos de manera más efectiva. Esta intervención debe realizarse de manera temprana, antes de que el conflicto escale y se vuelva más complejo de mediar. Es crucial abordar el problema de manera directa y con un enfoque colaborativo, escuchando activamente a todas las partes involucradas para comprender sus perspectivas y preocupaciones, siempre enfocado en la solución del problema, y no en la identificación o señalización de responsables. Los conflictos abordados de forma asertiva no sólo resuelven problemas, sino que también construyen puentes más sólidos de relacionamiento entre los miembros del equipo, fomentando la cultura de comunicación abierta, respeto y apoyo mutuo.
En conclusión, pese a que el conflicto a menudo se percibe como un elemento negativo, en realidad puede ser una fuerza positiva y constructiva en cualquier tipo de relación. Lejos de ser un obstáculo, el conflicto se convierte en una oportunidad para el aprendizaje y el desarrollo, impulsando a los equipos a alcanzar niveles más altos de comprensión y colaboración. Así, en vez de temerle al conflicto, deberíamos verlo como una herramienta esencial para el progreso y la mejora continua en nuestras relaciones laborales y personales.
Ante un conflicto, no te predispongas preguntándote ¿por qué me pasó esto?, te invito a preguntarte ¿para qué me pasó? y ¿qué debo aprender de esta situación?
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