Una de las primeras lecciones que recibí en el programa de líder coach de Cambridge Business Association, es que el líder no tiene el equipo que desea, sino el equipo que ha formado. Esta poderosa afirmación es atemporal y está presente en cada relación profesional.

Las analogías de los equipos de trabajo con el deporte son recurrentes. En ese sentido, hablando de liderazgo cabe preguntarse:

• ¿Te imaginas un equipo de fútbol, rugby o básquetbol improvisando en sus partidos?
• ¿Cómo entrena tu equipo para jugar sus partidos?

Lo cierto es que, si no entrenas antes del juego, entrenas durante el partido. Un equipo debe conocerse, entrenarse y acompañarse, para de esa forma cultivar sólidas relaciones de trabajo que les permitan alcanzar sus objetivos.

Siguiendo a Patrick Lencioni, un equipo de alto desempeño mantiene relaciones basadas en la confianza, no teme al conflicto pues aprende de él, tiene un alto nivel de compromiso con que las cosas sucedan, es capaz de asumir nuevas responsabilidades y lograr sus resultados.

Para mantener relaciones de trabajo basadas en la confianza, el líder debe demostrar un genuino interés y dedicar tiempo en conocer a sus colaboradores, y abrirse para estos también lo conozcan a él, con todos sus virtudes y desaciertos. Ese entendimiento genera empatía, sinergias y facilita la identificación de las competencias y liderazgos individuales dentro de los equipos. El entendimiento de ese potencial permitirá al líder comprender las competencias de cada integrante del grupo, lo cual es crucial para la asignación y delegación de funciones, permitiendo a cada colaborador explotar su mayor potencial.

Se ha dicho que el éxito es del equipo y el fracaso es del líder. Lo concreto es que los equipos de alto desempeño ven en el conflicto la oportunidad de debatir, crecer y aprender distintos puntos de vista. El espacio democrático y participativo también debe estar presente en las relaciones de trabajo, pues contribuirá a que los colaboradores asuman un rol más protagónico en la solución de las diferencias, expresando sin temor sus opiniones, facilitando con ello la superación de los obstáculos que se les presenten.

Finalmente, en coaching el compromiso consiste en hacer que las cosas sucedan. Constituye un valor y un atributo de alto impacto, que fortalece la pertenencia y el logro de los resultados; y como es sabido, un equipo que alcanza los resultados es capaz de superarse y asumir nuevos desafíos.

El líder de hoy debe poseer buenas habilidades comunicacionales, gestionar sus emociones, reconocer a sus colaboradores, involucrarse, escuchar las opiniones de los demás, ser mentor y desarrollar a sus equipos. Este líder gestiona desde el microclima y se siente cómodo al rodearse de los mejores, para aprender también de ellos y sacar el mejor potencial de sus colaboradores.

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