Ya no hay vuelta atrás, en los últimos años la forma de trabajo se vio obligada a renovarse. La flexibilidad ya no sólo se refiere a los horarios o a trabajar desde casa alguna vez; se redefinieron perfiles que pueden trabajar a distancia o de forma híbrida (y otros que no). Sin embargo, no es simple resistencia al cambio lo que ha generado tanta polémica alrededor al trabajo remoto y flexible. Existe un desafío real por conservar una cohesión en la cultura y cuidar el entendimiento del propósito de la organización.
Es un hecho que el mundo ha acelerado el uso de estas prácticas y que ahora el talento las considera como algo relevante para elegir una organización, y el factor determinante para lograr una cultura que funcione está en LOS LÍDERES. Es momento de entender qué tipo de competencias necesitan desarrollar para gerenciar un equipo de alto rendimiento a distancia.
Desde la perspectiva de la organización como un todo, el desenfoque y falta de alineación es un riesgo real. Con el trabajo a distancia se dificulta el usar muchas herramientas que ayudan a dar sabor a la cultura de una organización, es aquí en donde un arma se potencializa: la gerencia.
Los líderes se solidifican como el puente para transmitir la visión y permear el propósito. Además de ser los encargados en darle vida a una cultura de trabajo por objetivos, comunicación y autogestión, que son de especial importancia para el éxito del trabajo remoto.
La comunicación siempre es un factor de éxito en una empresa, pero cuando se trata de liderar a un equipo que no está en el mismo espacio o laborado al mismo tiempo, cobra aún más relevancia. En “home office”, las condiciones y retos para cada persona en el equipo pueden variar muchísimo, de acuerdo con el contexto en el que vivan.
Escuchar y crear canales de comunicación en ambas direcciones servirá no sólo para entender si los colaboradores están teniendo acceso a las herramientas e información que necesitan para realizar su trabajo, sino también para descubrir el estado de ánimo y nivel de motivación del grupo.
¡Claridad! Hablamos de acordar normas y metas claras de trabajo: ordenar prioridades y generar acuerdos. Así, el líder fomenta el trabajo independiente, la autogestión y responsabilidad (o accountability). Y para cerrar este círculo, se debe pensar en la retroalimentación de resultados, comunicar claramente su impacto y ¡celebra los logros!
Aprovecha la tecnología, pues se convierte en una herramienta clave. Existen muchísimos programas y aplicaciones tecnológicas para facilitar la comunicación, administrar las metas y objetivos, capacitar y colaborar a distancia. Hoy más que nunca debes conocerlas y buscar las que mejor se adecuen a tu cultura, procesos y necesidades. Recuerda que todo cambio implica cierta resistencia; para hacer de la tecnología un aliado y adaptar su uso en el día a día se requiere mucha paciencia, capacitación y constancia.
Sabemos que para el trabajo en equipo efectivo es necesario contar con cercanía y cohesión entre compañeros. El peligro está en que la falta de contacto presencial puede generar un sentimiento de lejanía, equipos desintegrados y poca colaboración entre áreas. Crear cercanía aun cuando no se esté físicamente en un mismo espacio, requiere de desarrollar habilidades emocionales y madurez, tanto de los líderes como de las personas del equipo.
En este sentido, un buen liderazgo a distancia es creativo en el uso de instrumentos para desarrollar esta madurez emocional y para fomentar la colaboración: coaching en grupo, juntas uno a uno y creación de proyectos grupos interdisciplinarios (o de distintas áreas) son tan sólo algunas ideas que se vienen a la mente para propiciar redes de colaboración.
Por último, recuerda que se trata de personas que están cambiando su forma de trabajo, adaptándose a lo que les funciona y a lo que no. La preocupación genuina por el bienestar de las personas se nota. Es labor de un buen líder a distancia promover el balance del tiempo personal y laboral.
Y ¿cómo se traduce esto en un estilo de liderazgo que funcione a distancia?... Todos los líderes son distintos y lo que funciona en un equipo puede no funcionar en otro. Pero hay muchas habilidades que se repiten en el buen liderazgo a distancia: comunicación, claridad, responsabilidad y empatía. Son líderes que viven y permean la cultura, que saben delegar trabajar por objetivos y saben provocar la colaboración.
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