Adoptando un enfoque proactivo y multifacético, las organizaciones pueden reducir la negatividad y crear un ambiente en el que cada empleado se sienta apoyado, respetado y motivado para prosperar.
Bajo la premisa de que, a nivel global, la toxicidad les cuesta a las empresas 292 mil millones de dólare anualmente, y el trabajo remoto está agravando el problema, Hogan Assessments, firma especializada en evaluaciones de personalidad, destaca los efectos clave que estos comportamientos tienen en entornos laborales.
Señala que aproximadamente el 6% de la fuerza laboral global puede clasificarse como empleados tóxicos, una cifra que se mantiene constante en todas las industrias y niveles de trabajo. Un estudio de Houseman y Minor (2015) encontró que, si bien contratar a un empleado de alto rendimiento puede generar entre un 7% y 19% de ingresos adicionales en relación con su salario, evitar a un empleado tóxico puede ahorrar hasta un 44% en costos adicionales. Es decir, evitar a un empleado tóxico tiene de 2 a 4 veces más valor que contratar a un trabajador estrella.
Las investigaciones de Hogan sobre el éxito en el trabajo remoto revelan que la responsabilidad y confiabilidad son claves para el buen desempeño. Curiosamente, las características de personalidad que predicen la confiabilidad también predicen la toxicidad. Es decir, quienes son percibidos como tóxicos a menudo también son vistos como poco confiables por sus compañeros, lo que disminuye sus probabilidades de éxito en un entorno de trabajo remoto.
Los empleados tóxicos crean una cultura negativa e improductiva que quebranta la motivación y destruye los equipos de los que forman parte. Sus compañeros suelen abandonar la empresa, alejados por el acoso, la negatividad y la falta de respeto por los estándares del equipo. El impacto de la toxicidad en los compañeros de trabajo varía según la personalidad de cada individuo. Por ejemplo, aquellos que se enojan fácilmente, son escépticos o se desconectan pueden dañar el desempeño y la confiabilidad del equipo, mientras que aquellos que son audaces, manipuladores o buscan atención pueden dañar la confianza y las relaciones.
La negatividad en el entorno laboral no es solo un problema de moral: es una amenaza real para el éxito de la empresa. Para fomentar un ambiente positivo y productivo, abordar el comportamiento tóxico no es opcional, es esencial.
Con el auge del trabajo remoto e híbrido, los líderes y equipos de RR. HH. deben ser proactivos en la identificación y gestión de nuevas formas de toxicidad.
Una estrategia efectiva para evitar contrataciones problemáticas es el uso de evaluaciones de personalidad en el proceso de selección. Estas herramientas van más allá de las métricas tradicionales, proporcionando información clave sobre la probabilidad de que un candidato presente comportamientos tóxicos. Aunque no existe un único "tipo de personalidad tóxica", ciertas combinaciones de rasgos pueden ser señales de alerta, permitiendo a las empresas anticiparse a problemas potenciales antes de que se arraiguen.
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