De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Hogares del 2014, un 94% de los migrantes en el país trabaja en el sector privado. El 30% lo hace de manera informal, mientras que un 64% está ocupado formalmente. De las personas migrantes que trabajan formalmente, un 15% se dedican a actividades propias.
La Universidad Latina, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro Latinoamericano de Innovación y Emprendimiento (CELIEM) plantean que las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), lideradas por personas migrantes en Costa Rica están demostrando ser oportunidades para generar más opciones de empleo, así como ser dinamizadoras del desarrollo socioeconómico, por lo que es esencial fortalecer el ecosistema de apoyo.
Un aproximado de 600 personas migrantes, son capacitadas en el Centro de Innovación y Emprendimiento (CIE) operado por CELIEM y la Universidad Latina de Costa Rica donde reciben un impulso a su negocio a través de asesoría técnica y capacitación. Estos grupos de emprendedores son elegidos por la OIM, organismo internacional de la ONU que también vela por sufragar los costos de sus procesos de capacitación empresarial.
El involucramiento de la Universidad Latina de Costa Rica está centrado en facilitar estas oportunidades a las personas migrantes, para que logren recibir la formación especializada necesaria para formalizar, poner en marcha y hacer crecer su modelo negocio, regularizar su condición migratoria, fortalecer la producción, y paulatinamente, contratar más recurso humano.
“El análisis que hemos hecho a partir de la Guía generada por la UNCTAD y la OIM, nos permite identificar el alto nivel de alineamiento que existe en los desafíos de un ecosistema tanto para personas de origen como personas migrantes, siendo un ecosistema que no es resiliente al impulso de emprendimientos de personas migrantes”, expresó Luis Álvarez Soto, Director Ejecutivo de CELIEM.
La Rectora de la Universidad Latina, Rosa Monge Monge, resaltó la necesidad de mejorar condiciones para las personas emprendedoras en condición migrante permitiéndoles fortalecer el desempeño de los emprendimientos en el país.
“Las personas migrantes generan un impacto en las sociedades que les acogen y encausar que ese impacto sea positivo depende del enfoque que cada sociedad brinde. Cuando un país garantiza que las personas migrantes o en categoría de refugio sean incluidas en las actividades económicas, más que aprovechar los factores productivos que se derivan de estas personas (mano de obra, aumento de producción y consumo, entre otros), significa brindar acceso a oportunidades acordes al derecho y en armonía con la sociedad en la que les recibe”, comentó la Rectora.
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