Al apostar por esta práctica, las compañías no solo fortalecen su capacidad de innovación, sino que también aseguran un liderazgo preparado.
Actualmente, las nuevas generaciones aportan sus conocimientos frescos, especialmente en tecnología y tendencias digitales a los de mayor antigüedad, dinámica que se conoce como mentoring inverso, que cada vez tiene más cabida y que ha transformado la forma de capacitar en las organizaciones.
Pero más allá de un simple intercambio de roles, se trata de construir un espacio de aprendizaje mutuo donde la experiencia y la juventud se retroalimentan, según Ivonne López, Brand & Communications de Pandapé.
“La generación Z, que pronto superará en número a los boomers en el ámbito laboral, trae consigo nuevas perspectivas y habilidades digitales que son esenciales para el futuro empresarial. Así que para facilitar esta transición generacional y potenciar la colaboración, surge el mentoring inverso”, abundó.
De acuerdo con el software de Recursos Humanos, los nuevos profesionales dominan naturalmente las herramientas digitales y las tendencias actuales, pero sus prioridades en liderazgo y propósito organizacional evolucionaron, lo que puede crear un desequilibrio de habilidades si las empresas no son estratégicas en la gestión del talento.
El impacto positivo de esta práctica va más allá de la simple transferencia de conocimientos dado que las organizaciones que implementan programas de mentoring inverso mejoran la retención de talento joven, ya que éste siente que su voz es valorada.
De igual forma, al fomentar un intercambio de ideas entre jóvenes y veteranos, surgen soluciones creativas y estrategias adaptadas a las nuevas demandas del mercado. Los líderes mayores obtienen una comprensión directa de las tendencias más recientes, mientras que los jóvenes aprenden a integrar su visión con la experiencia empresarial.
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